¿Virtualización?

¿Qué es eso de la virtualización?

Cada cierto tiempo el mundo de las Nuevas Tecnologías adopta palabras como si fuera un bebé que se encapricha con un peluche. Hubo un tiempo que todo era en 3D, luego pasó a ser interactivo… Hagan memoria y recordarán varias modas, ya verán. En estos últimos tiempos hay dos palabras de las que es imposible escapar por muy tangencialmente que uno trate la contratación de servicios informáticos: Nube y Virtualización.

En esta entrada vamos a tratar de que su idea de este arcano llamado Virtualización quede lo más clara posible, de manera que cuando algún comercial “bocachancla” llegue a intentar venderle una moto sin ruedas, tenga usted los conocimientos básicos para saber si al menos la moto tiene motor.

El concepto básico tras la Virtualización es la utilización de un programa que en vez de trabajar con documentos de texto u hojas de cálculo, trabaja con “ordenadores”. Es decir, usted instala un ordenador con Windows en cualquier versión, en Linux o en lo que tenga a mano y después arranca otros ordenadores virtuales dentro de ese ordenador físico con cualquier otro sistema operativo, cada uno con sus propios programas instalados, en función de sus necesidades. Esto puede sonar muy absurdo a priori, o incluso una complicación innecesaria, así que ahora les voy a poner un par de ejemplos con los que todo quedará mucho más claro, e incluso puede que les sirva para generar nuevas ideas con las que salvar situaciones que en este momento les puedan parecer críticas para el desarrollo de su negocio:

-Ejemplo 1: Tengo un programa antiguo que corre en XP, y el ordenador físico se está muriendo, o al menos empieza a sonar como si lo estuviera haciendo.

Este caso es bastante habitual, lo hemos visto en varios sitios para sistemas de fichajes, licencias de ciertos programas que se compraron en su día y que ahora costaría una barbaridad actualizar o pequeñas otras cosas que resultan bastante críticas en su operativa diaria y que, en caso de fallar, nos provocarían costes y retrasos bastante más grandes que la inversión en tiempo y dinero empleados en virtualizar esa máquina y cubrirnos las espaldas.

La operación en este caso es sencillísima: Se saca una foto (snapshot, en el argot informático) del sistema completo que nos preocupa y se almacena donde normalmente guarden ustedes sus copias de seguridad. Esta imagen tardará en crearse un tiempo variable, en función del volumen que ocupen los datos de los que haya que sacar la imagen, con lo cual es recomendable sacar todos los datos innecesarios del ordenador a clonar, para ahorrar tiempo y disminuir el volumen de disco que será necesario después en la máquina física que alojará la nueva máquina virtual.

Una vez realizada esta imagen, se instalará la aplicación que arrancará esta imagen en el ordenador o servidor físico, se copiará la imagen previamente obtenida y se pondrá en funcionamiento. Asunto arreglado. Ya tiene usted funcionando su primera máquina virtual, y es libre de hacer con la antigua máquina física lo que usted quiera. Si la puede reutilizar para otra cosa, genial, y si no es así, la podrá facturar al punto limpio y quitarse de en medio ese trasto que no sabía usted donde poner ya y que estaba harto del ruido que hacía.

Otra ventaja adicional es que si tiene usted este caso con más de una máquina, las puede acumular todas en un único servidor físico, ya sea en la nube o en sus oficinas, lo cual, al precio que está ahora mismo el “hierro” es bastante más rentable que acumular máquinas físicas independientes para cada servicio que se vaya a virtualizar. Sólo el ahorro en espacio y en consumo eléctrico le ayudará a justificar la inversión en el proceso de virtualización, además de la flexibilidad que este nuevo modelo de gestión de los recursos tecnológicos le aporta.

-Ejemplo 2: Tengo un buen servidor físico en el que me gasté un dinero y que va sobrado, pero está corriendo todos los servicios críticos de la empresa, y si se me cae me para totalmente el trabajo hasta que consiga un repuesto, lo reinstale y lo reconfigure.

La solución inmediata es crear un snapshot del sistema tal como está en este momento y correr esa imagen en el propio servidor tras haberle desactivado todos los servicios que estaba prestando esa máquina originalmente. Parece una tontería, y evidentemente hay un cierto “desperdicio” de recursos y un aumento de la carga sobre la máquina física, pero lo que hemos conseguido es independizar nuestro servidor de la máquina física sobre la que esté corriendo, lo que nos deja las manos totalmente libres en caso de que haya un fallo de hardware para poner esa máquina virtual a funcionar en cualquier otro ordenador o servidor del que podamos echar mano de forma rápida para recuperarnos de la catástrofe sin que nuestro negocio sufra de forma innecesaria.

La solución ideal es crear máquinas virtuales independientes más pequeñas que presten servicios especializados de manera que, en caso de que alguna de ellas resulte dañada, no sufran todos los servicios, o en el caso de que sea la máquina física la que falle, podamos repartir esas máquinas virtuales de forma que, aprovechando lo mejor posible los recursos bajo nuestro control, volvamos a poner el negocio en funcionamiento con la mínima pérdida de tiempo.

En lugares en los que el presupuesto lo permite, estas máquinas virtuales permiten la instalación de “duplicados” que entren en funcionamiento de forma automática en caso de caída de la máquina original, creando una especie de mini-nube entre las máquinas físicas que añadamos al grupo encargado de hacer funcionar esas máquinas virtuales, minimizando enormemente el impacto de que una máquina física falle, puesto que seguiremos pudiendo usar todos nuestros recursos mientras conseguimos una máquina física para sustituir a la que ha fallado, o reemplazamos el componente dañado de esa máquina para volver a ponerla en funcionamiento.

En resumen, la principal ventaja de la virtualización es la ruptura de la hasta ahora indisoluble relación que existía entre la máquina física, el “hierro”, y el software necesario para nuestro negocio. La ruptura de este vínculo significa que ya no tenemos que casarnos con un fabricante o distribuidor en particular a la hora de expandir, modernizar o modificar nuestra estructura de IT, otorgándonos la potestad de elegir con libertad absoluta y de convertir el “hierro” en un servicio más, no en una inversión a largo plazo.

Otro día entraremos en el concepto Nube que, si son ustedes tan avispados como yo pienso que son, ya habrán deducido que se presta especialmente a usar soluciones de virtualización, dado que nuestra estructura de IT ya no está anclada a nuestra infraestructura física. Ahora sí que, como dice la canción, el cielo es el límite.